martes, 12 de abril de 2011

Si esto es el infierno, solo nos queda el cielo, 'héroes' de Fukushima



Correos entre uno de los trabajadores y un empleado de Tepco, en Tokio, revelan el drama que viven.

"No hay tiempo que perder llorando, llorar es inútil. Si estamos en el infierno, solo nos queda escalar al cielo (...).Estoy comprometido con un trabajo extremadamente duro, bajo condiciones mentales muy difíciles. ¡No puedo soportarlo más!".
El dramático relato hace parte de una serie de correos electrónicos entre uno de los llamados 'liquidadores' de la 'héroes' de Fukushima y un empleado de Tokyo Electric Power (Tepco), que controla la planta, y que le responde desde el cuartel de la compañía, en la capital japonesa.
Los mensajes -que llegaron esta semana al diario The Wall Street Journal y cuya autenticidad fue comprobada por un vocero de Tepco- ponen en evidencia la angustia, la impotencia, la tristeza y la fortaleza de los casi 300 operarios que desde hace tres semanas se turnan en grupos de 50 para luchar, de manera heroica, por tener los reactores nucleares bajo control.
"Leí su correo y fue como lo imaginé (...). Sólo puedo sentirme abrumado por las lágrimas, pero como alguien que vive en Tokio y disfruta de la electricidad, no hay tiempo que perder en llorar", le responde el empleado de la sede central de la empresa.
"Un terremoto es un desastre natural, pero Tepco debería ser culpada por la contaminación causada por los materiales radiactivos liberados de las plantas nucleares", escribe el hombre que trabaja en Fukushima.
Sus correos, además, dejan intuir que ha perdido la esperanza de volver a ver a sus seres queridos. "Nosotros en la planta estamos luchando sin dormir y sin descansar desde el terremoto (...). Mi ciudad natal, Namie-machi, fue arrasada por el tsunami. Mis padres fueron arrastrados por el tsunami y todavía no sé dónde están. Hubiera querido salir corriendo a buscarlos, pero no puedo porque el área está bajo orden de evacuación y no me dejan (...) No sabemos a quién dirigir nuestra preocupación, nuestra ira. Nosotros somos víctimas del desastre, pero estamos trabajando muy duro para completar nuestras tareas como empleados de Tepco, antes de pensarnos como víctimas", cuenta. Luego, dice que las escenas que a diario ven en la planta parecen de "una zona de guerra".
Y remata con una súplica: "Todos trabajamos al límite, mental y físico. (...). Vamos a luchar hasta el final. Le suplico que ustedes, desde la sede en Tokio, nos den su apoyo continuo".

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